Lectura: 1 Corintios 11:23-34
Estaba en el Aeropuerto de Heathrow en Londres, esperando para un vuelo de conexión a los EE.UU. Un anuncio salió por los altavoces declarando que era el “Día de Recuerdo” en el Reino Unido, el día en el que las personas honraban a aquéllos que habían muerto por su país en tiempos de guerra. El anuncio también dijo que a las 11:00 a.m. habría dos minutos de silencio y que se agradecería si todos tuvieran eso en mente. Miles de personas de todo el mundo permanecieron en silencio como tributo a los soldados, marineros, infantes de marina, y pilotos caídos del Reino Unido.
El deseo de recordar a aquéllos que dieron sus vidas por su país es noble. Pero, con todo lo significativo que es, no puede compararse con el privilegio que nos pertenece cuando nos aproximamos a la Mesa del Señor. Al celebrar la Comunión, estamos obedeciendo el mandamiento de Cristo de recordar Su muerte (Lucas 22:19) y de hacerlo “hasta que El venga” (1 Corintios 11:26). Cuando Él sacrificó Su vida por nosotros, proveyó el perdón de pecados que nos libera y asegura para nosotros un hogar eterno en el cielo.
En vez de dejar que la Cena del Señor se vuelva una rutina, haz de cada oportunidad a la Mesa un verdadero “Día de Recuerdo” al honrarlo a Él hasta que venga.
1. La cena del Señor es una oportunidad para recordar y agradecer el precio por nuestra salvación. ¿Tenías conciencia de eso, cada vez que compartes con tus hermanos y hermanas, el pan y el vino?
2. Recuerda, un día tomaremos de la misma mesa con el Señor esta elementos, lo que significará que el tiempo para los que no conocen a Cristo se ha acabado. ¿no quieres que tus amigos y amigas también disfruten contigo a la mesa del Rey? Comparte con ellos el mensaje de vida, el mensaje de Salvación.
NPD/WEC