Lectura: Juan 6:39-54

La mañana siguiente a la muerte de mi Mamá, leía yo la Biblia y hablaba con el Señor acerca de mi tristeza. La lectura en la Biblia en un año para ese día era Juan 6.
Cuando llegué al versículo 39, el Señor susurró consuelo a mi triste corazón: “y ésta es la voluntad del que me envió: que de todo lo que Él me ha dado Yo no pierda nada, sino que lo resucite en el día final”. El espíritu de mamá ya estaba con el Señor, pero yo sabía que un día ella resucitaría y recibiría un cuerpo nuevo.

Mientras seguía leyendo, noté otras tres veces en Juan 6 en las que Jesús decía que en el día final resucitaría a Su pueblo de entre los muertos. Él repitió esta verdad a aquellos que lo habían estado escuchando hacía mucho tiempo atrás, así como me la seguía repitiendo en mi corazón ese día. Nuestra esperanza de la resurrección se cumplirá cuando Jesús regrese. “En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados” (1 Co. 15:52). Después de la resurrección, los creyentes en Jesús recibirán sus cuerpos nuevos y sus recompensas por su servicio fiel (1 Co. 3:12-15; 2 Co. 5:9-11).

  1. La resurrección es la esperanza viva del cristiano. ¿Tienes tú esa esperanza?
  2. Si no es tu esperanza, hoy es un buen día para empezar, esta aventura que llamamos: la Nueva Vida en Cristo.  Tan sólo reconoce que eres pecador, y que no puedes hacer nada para salvarte y necesitas de Jesús, el único mediador entre Dios y nosotros, que murió por ti y por mí, para pagar el precio de muerte que había sobre nuestras vidas.  Para darnos vida verdadera en Él. (Romanos 6:23)

NPD/AMC