Lectura: Juan 15:9-15

Dick Sheppard sirvió como capellán en el ejército británico durante la Primera Guerra Mundial. Una noche estaba acostado en la densa oscuridad en tierra de nadie, cuando oyó pasos que se acercaban. Incapaz de ver quién podría ser, estuvo tentado a gritar, “¿Amigo o enemigo?”.   Pero se abstuvo de emitir palabra y para su tranquilidad brotó de la oscuridad la cara de un amigo, el cual se acercaba para preguntarle sobre una situación del campo.

Años más tarde, en otra noche oscura de vuelta en su tierra natal, Dick recordó esa experiencia mientras miraba hacia el cielo y se preguntó acerca del Dios del universo. Una vez más sintió que debía decir en voz alta: “¿Amigo o enemigo?”

A menudo, en la oscuridad nos sentimos un poco desconcertados, incapaces de discernir los propósitos de Dios, nos sentimos tentados a cuestionar Su bondad.  Algunos incluso algunos se preguntarán si hay un Dios; o  si Él tiene cuidado por nosotros.

Nosotros, los que creemos en la Biblia sabemos que el Todopoderoso, Creador eterno se ha revelado como un Padre amoroso, y que Él infinitamente cuida de nosotros. Y a través de su Hijo, Él ha demostrado ser un amigo de los pecadores (Mt. 11:19). Cuando por medio de la fe aceptamos el sacrificio por el pecado realizado por Jesús, recibimos la promesa de que nunca seremos olvidados por Dios (Hebreos 13:5). ¡Qué privilegio conocer que en nuestro momento más oscuro cuando clamemos: “¿Amigo o enemigo ?” Jesús responderá: “¡Yo soy tu amigo, Él que siempre está presente!”

  1. ¿Eres amigo o enemigo de Dios? Jesús te ofrece su amistad.  ¿La aceptarás?
  1. Si Cristo es tu amigo, no tienes que temer.

NPD/VCG