Lectura: Éxodo 32:1-20
Herbert Vander Lugt afirmaba en una ocasión lo siguiente: “Aunque estoy más cerca de 80’s que de los 70’s , todavía quiero pensar de mí mismo como un: “hombre moderno”. Así que me mantengo al día con las noticias, leo libros actuales, y uso las fuentes actualizadas hasta a la fecha, en las ocasiones cuando investigo un tema. Pero lo más importante, es que quiero ser completamente bíblico y cristiano en todos mis pensamientos y acciones. Debido a esto, a algunas personas que no les gustan mis convicciones y me ven como una persona con mente estrecha.”
Una tentación que enfrentamos como creyentes es querer adaptar nuestros puntos de vista a nuestra cultura, con esto pretendemos no ser vistos como si estuviéramos fuera de contacto con el mundo moderno. Cuando cedemos a esta tendencia, nos encontraremos comprometiendo lo que sabemos que es correcto. Y en ocasiones se pueden “inventar” formas de justificar la conducta inmoral de la sociedad y hasta se considerará como aceptable. E inclusive existen personas que dicen que creen en la Biblia, pero reinterpretan su significado claro en asuntos morales y espirituales y tratan de hacerles decir lo que quieren decir y oír.
En Éxodo 32 se describe cómo los israelitas permitieron que sus deseos pecaminosos desdibujaran su visión espiritual. Ellos querían ser como sus vecinos paganos, por lo que hicieron un ídolo y tenía un servicio de adoración abominable. Esto enfureció tanto a Moisés, como al Señor, y se dio lugar a un severo juicio.
1. Si no tomamos en serio la Palabra de Dios, nuestra visión espiritual se vuelverá borrosa y estaremos predispuestos fácilmente a desobedecer.
2. No dejes que el mundo te ajuste a su molde.
NPD/HVL