Lectura: 1 Corintios 15:51-58
La primera línea de una canción de música country, “Sarabeth está muerta de miedo . . .”, introduce al oyente en el temeroso corazón de una adolescente a quien le diagnostican cáncer. La letra de “Skin (Sarabeth)” (“Rapada (Sarabeth)”) expone las luchas que ella enfrenta, no sólo con la enfermedad y su tratamiento sino también con la obvia evidencia de su lucha – la pérdida de su cabello (de allí el título). Es una conmovedora canción de triunfo en medio de la tragedia, cuando Sarabeth lidia con los comprensibles temores de vida o muerte que el cáncer trae consigo.
Todo ser humano se enfrenta con el espectro de la muerte. Sin embargo, ya sea que enfrentemos esa realidad con temor o con confianza no depende de tener un buen punto de vista o una actitud positiva. La manera en que enfrentamos la muerte depende completamente de que si tenemos o no una relación personal con Jesús, quien se entregó a Sí mismo a la muerte para que la muerte misma pudiera ser abolida.
Pablo le escribió a Timoteo que nuestro Salvador era Aquél que “abolió la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por medio del evangelio” (2 Ti. 1:10). El resultado es que incluso en los momentos más perturbadores de la vida, nunca tenemos que estar muertos de miedo.
Podemos vivir confiadamente y llenos de esperanza, porque Jesús ha conquistado la muerte.
1. ¿Te preocupa la muerte? Entonces tal vez no has conocido muy bien al que conquistó la muerte: Jesús
“¿Dónde está, oh muerte, tu victoria?
¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón?»[b]
El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
2. Si ya conociste a Jesús, puede ser lo que lo que necesites sea el profundizar tu relación con Él. Ora, lee y estudia su Palabra y reúnete con otros creyentes.
NPD/BC