Lectura: Isaías 41:8-20

Cada noche un chico tuvo que pasar por lo que él creía era una casa embrujada. Un amigo le dio un amuleto de la buena suerte para darle coraje.  Un adulto le dijo: “Es pecado tener miedo. ¡Confía en Dios! ¡Sé valiente!”  Sin embargo todavía tenía miedo.  Entonces alguien le dijo con compasión: “Yo sé lo que es tener miedo. Caminaré contigo delante de esa casa”.  Eso era todo lo que el niño necesita para calmar sus temores.

Hace varios años me pidieron realizar un funeral. Yo había hablado en muchas ocasiones similares como predicador, pero éste era diferente. El agotamiento físico y emocional habían minado mis reservas internas, causando que perdiera la confianza en mí mismo. Pero a medida que se acercaba la hora, me mantuvo la promesa de Isaías 41:10 e hice lo que sabía que tenía que hacer.

Mirando hacia atrás, he llegado a la conclusión de que no estaba simplemente utilizando un versículo de la Biblia o diciéndome a mí mismo: “confiaré en Dios”, lo que me ayudó a travesar con éxito situaciones problemáticas era saber que Alguien estaba en ese funeral, no sólo para consolar a los afligidos, sino también para quitar mis temores. Ese Alguien es Jesús, el cual como ninguno ha sufrido intensas tristezas y dolores.  Él estaba allí y el Espíritu Santo reconfortándome.

1. ¿Te enfrentas hoy al miedo? Que las palabras de Isaías 41:10 que nos recuerden que el Señor está contigo.

2. El miedo nos dejará, cuando recordemos que Jesús está con nosotros.

NPD/DDH

Isaías 41:10 (NVI)

Así que no temas, porque yo estoy contigo;
no te angusties, porque yo soy tu Dios.
Te fortaleceré y te ayudaré;
te sostendré con mi diestra victoriosa.