Lectura: Eclesiastes 2:1-11

Mientras conducía por Irlanda hacia una conferencia bíblica, vi una valla publicitaria fascinante. Era grande y blanca con nada más que un zapato rojo de mujer y la osada leyenda: “¿Acaso ir de compras es la nueva religión?”

La búsqueda de posesiones sigue siendo una de las motivaciones más poderosas que las personas puedan experimentar. Pero, ¿puede la acumulación de cosas traer consigo la verdadera satisfacción?

En Lucas 12:15, Jesús contestó esa pregunta con un firme e inflexible “¡No!” Durante una deliberación sobre las riquezas materiales, Él dijo: “Estad atentos y guardaos de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes”. La vida siempre debe ser más que tan sólo el inventario de las cosas que nos pertenecen.

El rey Salomón también intentó encontrar satisfacción en la búsqueda de cosas. Descubrió que esta estaba llena de vacío (Ec. 2:1-17). Si hemos colocado a la “abundancia de los bienes” que poseemos en el centro de nuestras vidas, puede que, de hecho, ir de compras se haya convertido en un sustituto de Dios -una nueva religión. Pero tales esfuerzos siempre darán como resultado el vacío.

David oró: “Abres Tu mano, y sacias el deseo de todo ser viviente” (Sal. 145:16). Sólo Dios puede traer la verdadera satisfacción a nuestras vidas.

  1. ¿Eres un preso del consumismo?  ¿Examina por qué te es necesario comprar cosas?  ¿Es para facilitarte una situación práctica de tu vida o con el fin de tener lo último, o ser el primero en poseer el bien de moda?
  2. ¿Tienes la misma pasión para tener tiempos a solas con Dios, que para comprar? ¿Te entretiene leer la Biblia más que ir al cine al ver la película del momento?  ¿Te emociona más hablar con Dios, que hablar por su nuevo Smartphone con tus amigos?  Sólo tu sabes las respuesta a estas preguntas y ellas te responderán donde estás en tu relación con Dios.

NPD/WEC