Lectura: 1 Timoteo 6:6-19
Sin lugar a dudas el dinero no es malo, pero también es cierto que nos puede llevar a muchas tentaciones. En nuestra lectura bíblica vemos una de esas trampas: “…ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas” (1 Timoteo 6:17).
Muchas veces decimos que confiamos en Dios, pero actuamos de tal forma que no pareciera que hemos puesto nuestra esperanza en Él. El dinero en abundancia siempre nos parecerá más seguro que la providencia de Dios.
Para entender el poder sin límite de Dios resulta muy útil compararlo con las limitaciones que si tiene el dinero. Una vez me regalaron un pequeño papel en forma de billete, por un lado tenía todas la características de un billete real, pero al dorso tenía unas palabras que incentivaban a la reflexión, decía más o menos lo siguiente: “El dinero compra: una cama, pero no el descanso de un sueño reparador; una comida, pero no la agradable sensación de una cena al lado de un ser querido; una casa, pero no un hogar; diversión, pero no la felicidad; una cruz, pero no un Salvador. Lo que el dinero no puede comprar, el Señor Jesús lo da gratuitamente”.
Si en verdad has depositado tu fe en Jesús, la preocupación por las cosas materiales no tiene por qué dominarte. En lugar de ello, deja que sea Cristo y sus riquezas espirituales sean las que gobiernen tu vida. Al hacer esto experimentarás lo que el dinero no puede darte, la paz que sobrepasa todo entendimiento (Filipenses 4:7).
- La persona que está contenta con lo que Dios le ha provisto, nunca será pobre, la persona que vive en un continuo descontento, nunca será rica.
- Si tienes un problema con el uso del dinero, pide ayuda a Dios primeramente para controlarlo y solicita ayuda a personas que puedan guiarte para que administres adecuadamente tus ingresos y gastos.
HG/MD
“A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:17).