Lectura: Hebreos 11:1-4

Si de personajes bíblicos particulares con un impacto duradero, pero con una aparición muy pequeña en las Escrituras se trata, tenemos que referirnos al caso de Abel, quien fue asesinado por su hermano Caín, antes de lograr cualquier cosa que pudiéramos llamar significativa (Génesis 4:2-8).

Sin embargo; el impacto de lo que le sucedió y por qué le sucedió, sigue estando en la mente de las personas de generación en generación; entra en el listado de héroes de la fe que encontramos en Hebreos 11:4 “Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio superior al de Caín. Por ella recibió testimonio de ser justo, pues Dios dio testimonio al aceptar sus ofrendas. Y por medio de la fe, aunque murió, habla todavía”.

Allí reside la particularidad de Abel, quien a diferencia de los hombres cuyo poder se detiene con la llegada de su muerte debido a que es meramente mecánico y material; aquellos cuya verdadera riqueza es espiritual y reside en su relación con Dios, al morir muestran el valor de su vida delante de los hombres y sobre todo ante Dios.  Ante los hombres, porque su testimonio de vida impacta y da valor a los que aún quedaron en esta tierra; y para Dios, porque cumplieron el propósito de su vida al estar a Su servicio desde el lugar de trabajo, oficina, estudio, casa, etcétera. Tal como lo dice 1 Crónicas 16:28: “Den al Señor, oh familias de pueblos, den al Señor la gloria y el poder”.

  1. Tu testimonio puede seguir impactando a otros después de que hayas partido de este mundo.  Mediante tu obediencia, la cual parece insignificante e intrascendente para muchos, puedes hacer que el testimonio de tu vida resuene durante mucho tiempo, aún más que el de muchos a quienes la gente llama “poderosos”.
  2. La obediencia a Dios es la clave para tener una influencia duradera en este mundo. 

HG/MD

“Den al Señor, oh familias de pueblos, den al Señor la gloria y el poder” (1 Crónicas 16:28).