Lectura: Eclesiastés 2:1-11
A la mayoría de personas les gusta el verano ya que se asocia con días soleados, visitas a alguna playa, deportes al aire libre y barbacoas en una cálida noche al lado de buenas amistades. Sin embargo, no debemos asociar el disfrute de la vida solamente con una etapa estacional, ya que podemos disfrutar de buena comida, una conversación interesante, leer un buen libro y tener un rato de diversión, en cualquier época del año.
Debemos tener claro que el deseo de tener tiempos de diversión en la vida, no está mal, de hecho, Dios nos dotó de sentidos para que pudiéramos disfrutar del mundo que nos encomendó administrar.
El apóstol Pablo nos lo recuerda en este reconfortante pasaje: “…Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:17). Esto por supuesto incluye las cosas de las cuales hemos hablado anteriormente. Pero en lo que no debemos equivocarnos es en creer que encontraremos placer duradero en las personas o en las cosas temporales de este mundo, esa sin duda sería una búsqueda insatisfactoria.
El gozo verdadero no se halla en las emociones temporales que ofrece este mundo, sino en la satisfacción perdurable que sólo obtenemos gracias a una relación constante y creciente con el Señor. El rey Salomón aprendió esta dura verdad debido a los errores que cometió al buscar placer en las cosas incorrectas: “…he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol” (Eclesiastés 2:11); y también lo afirmó al decirnos lo siguiente: “El que ama los placeres se empobrecerá; el que ama el vino y los perfumes no se enriquecerá” (Proverbios 21:17).
- Nada debe tomar el lugar que Jesús desea tener en nuestro corazón.
- Una relación constante y creciente con Jesús, sólo es posible si en verdad lo buscamos y deseamos los tesoros celestiales (Mateo 6:19-21).
HG/MD
“A los ricos de la edad presente manda que no sean altivos ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas sino en Dios quien nos provee todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos” (1 Timoteo 6:17).
El devocional es una bendición