Lectura: Mateo 25:24-28
En un reportaje especial entrevistaron a Suzanne Bloch, una alemana quien tocaba música de cámara con el famoso científico Albert Einstein. En esa entrevista ella contó que, aunque Einstein era un violinista aceptable, a menudo irritaba a sus compañeros músicos porque no lograba entrar en ritmo. Ella decía: “Verán, él no puede contar”. Einstein podía realizar cálculos matemáticos de extrema dificultad que le valieron un Nobel de Física, pero tenía muchas dificultades para llevar el ritmo; no obstante, él disfrutaba en demasía tocar su violín.
Todos tenemos limitaciones y capacidades y a menudo nos quejamos de las primeras, en muchas ocasiones nos vemos tentados a usar nuestras limitaciones como excusa para no hacer lo que es correcto y lo que Dios desea que hagamos.
El hecho de que quizás no tengamos el talento para hablar en público o para cantar de una forma melódica, no nos da excusa para no compartir el evangelio a nuestra manera, o no adorarlo por no tener una voz agradable y educada.
Darnos cuenta que tenemos limitaciones, nos permite comprender que dependemos de la guía de Dios en el uso de nuestros dones. Por ejemplo, seguramente podemos orar, y podemos tratar con amabilidad a otras personas, podemos dar aliento al que está desanimado o ayudar a un enfermo o una persona adulta mayor. Podemos contarle de forma sencilla a otros lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas, entre muchas cosas más.
Nunca lo olvidemos, Dios nos ha provisto con dones y talentos, pidamos a Dios dirección para usarlos, y si aún no los hemos descubierto, pidamos a creyentes maduros que nos ayuden a descubrir las maravillas con las que Dios nos ha provisto para Su servicio.
- Demasiadas personas cometen el error de enterrar sus talentos.
- Usemos los dones y talentos que tenemos gracias a la provisión de Dios.
HG/MD
“De manera que tenemos dones que varían según la gracia que nos ha sido concedida: Si es de profecía, úsese conforme a la medida de la fe” (Romanos 12:6).