Lectura: Lucas 18:1-8
Todos hemos pasado por momentos complicados en los que todo parece ir mal, resolvemos un problema para encontrarnos enseguida con uno nuevo. Agradeces a Dios por la noche y por su intervención durante el día, pero al despertar encuentras que otra cosa ha salido mal y un nuevo problema aparece.
Al pasar por situaciones como estas es bueno recordar la parábola que nos compartió nuestro Señor Jesús en Lucas 18, la cual nos habla de una viuda persistente y un juez injusto quien no quería resolver su situación, no obstante, ella continuó insistiéndole hasta que la atendió (Lucas 18:2-8).
Llama la atención que a menudo pasa desapercibido el primer versículo que dice: “Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar” (Lucas 18:1). En muchas ocasiones leemos las Escrituras, pero no hacemos el esfuerzo por entenderlas e interiorizarlas. El principio para sus seguidores fue claro: “Oren siempre y no desmayen jamás”.
Debemos aclarar que la oración no es una herramienta para lograr que Dios haga lo que queremos, sino que es un proceso para reconocer su poder y su plan para nosotros. Al orar, rendimos nuestra vida y circunstancias al Señor, y confiamos en que Él actuará en su tiempo y a su manera.
Mientras confiamos en la gracia de Dios, no sólo para que nos brinde una respuesta sino también para que nos guíe en el proceso, podemos seguir acudiendo a Él en oración, confiando en su sabiduría y cuidado.
- No lo olvides, el Señor nos anima diciéndonos: “¡Oren siempre y no desmayen jamás!”
- Quiero acudir siempre a ti en oración y no desmayar.
HG/MD
“Les refirió también una parábola acerca de la necesidad de orar siempre y no desmayar” (Lucas 18:1).
0 comentarios