Lectura: Mateo 6:19-24
Habían terminado de construir la casa de sus sueños tan sólo unos días atrás. Pero, la noche anterior a su mudanza un incendió consumió toda la casa en una hora, dejando detrás tan sólo escombros y humo, todo debido a un cableado eléctrico mal instalado.
Vivimos en un mundo imperfecto, en el cual es sumamente fácil perder bienes materiales como consecuencia por ejemplo de un robo o colisión en el caso de vehículos automotores, desperdicio de alimentos debido a un error humano, destrucción o deterioro de edificios, inundación de hogares debido a una tormenta y sustracción o desfalco de bienes. Es por esta razón que sigue siendo válido el recordatorio de nuestro Señor Jesús de no confiar en las riquezas terrenales (Mateo 6:19).
El Señor Jesús narró la historia de un hombre que acumuló muchas riquezas y decidió almacenarlas (Lucas 12:16-21), no obstante, lo que no sabía era que aquella misma noche lo perdería todo, incluso su vida. El Señor concluyó: “Así es el que hace tesoro para sí y no es rico para con Dios” (Lucas 12:21).
Las riquezas materiales son fugaces. Por supuesto, nada dura para siempre; excepto lo que hacemos por los demás en nuestro servicio para el Señor.
- Ponte como meta dar tu tiempo y recursos para difundir el evangelio.
- Visita a quienes están solos y ayuda a los que tienen necesidad, puedes hacer la diferencia en un mundo imperfecto y necesitado del amor de Dios.
HG/MD
“Más bien, acumulen para ustedes tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el óxido corrompen, y donde los ladrones no se meten ni roban” (Mateo 6:20).
0 comentarios