Lectura: Salmos 119:25-32
La Biblia es un libro distinto a cualquier otro libro. Fue inspirado por Dios y contiene Su revelación para el ser humano. Es nuestro manual de vida y en sus páginas encontramos todos los principios relacionados con la salvación; nos brinda un propósito de vida y la forma en la cual debemos vivirla.
El apóstol Pablo lo declaró de la siguiente forma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2 Timoteo 3:16).
No obstante, algunas personas dedican más tiempo a aprender otras cosas de la Biblia, que a descubrir Su voluntad para nuestro tiempo. Algunos se toman muchos años recopilando información sobre las Escrituras, tal como: estadísticas, hechos curiosos, temas, cantidad de versículos, capítulos, palabras e incluso letras.
Si bien esos datos son interesantes, si se quedan tan sólo como estadísticas no sirven para nada. Es necesario el conocimiento de las Escrituras, pero es aún más importante su estudio, debemos preguntarnos ¿Cómo podemos ser edificados con sus enseñanzas? ¿Cómo logramos ponerlas en práctica? ¿Cómo podemos compartir Su mensaje con otros? El salmista lo expresó de la siguiente forma: “Hazme entender el camino de tus ordenanzas, y meditaré en tus maravillas” (Salmos 119:27); el deseo de David fue tener un mayor conocimiento de las Escrituras y sobre todo descubrir Su maravillosa voluntad, y ese también debe ser nuestro deseo.
- El conocimiento de hechos y datos de las Escrituras es importante, pero es aún más importante su meditación y estudio sincero, con una actitud humilde acompañada de la oración, a fin de descubrir el plan de Dios para nuestras vidas. Esto hará que todo este conocimiento bíblico sea provechoso.
- La Biblia nos dice lo que necesitamos saber, para que podamos hacer todo lo que Dios quiere que hagamos.
HG/MD
“Hazme entender el camino de tus ordenanzas, y meditaré en tus maravillas” (Salmos 119:27).