Lectura: Santiago 1:1-12

Un amigo nos compartió la historia de una de sus nietas, quien con mucho esfuerzo hizo una tarjeta a mano felicitándolos por su aniversario de bodas, en ella se leían las siguientes palabras: “Queridos Abuelo y Abuela, un abrazo, mucho amor y feliz adversidad”.  Ellos al leer estas últimas palabras, empezaron a reír, pero luego de un momento le preguntaron a su pequeña nieta, que era lo que quería decir con últimas palabras que había escrito”, la niña les dijo: “yo quería felicitarlos por tantos años de estar juntos, y mi mamá me dijo que podía escribir: “Feliz aniversario”, ¿eso fue lo que escribí?, ¿no es cierto?”.

Luego de aclararle su error a la niña, me contaron que en realidad tomaron esas palabras como una gran lección.  “Feliz adversidad”, esta frase que quizás nos hizo reír contiene un principio bíblico muy serio que encontramos en Santiago 1:2-3: “Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia”.

Por supuesto, de momento la adversidad nos parece cualquier cosa menos felicidad.  Algunos tienen la idea de que la vida cristiana, debe estar libre de problemas y por lo tanto consideran de poco valor o de escaso crecimiento las dificultades, pero Dios tiene otra óptica al respecto.

De hecho, la prueba no tiene como objetivo el robar nuestra felicidad, sino ser un motor para darnos una fuerza adicional para resistir y darnos una mayor experiencia de vida que podemos compartir con otros, para que ellos también sean capaces de soportar los tiempos difíciles con una fe fortalecida y una vida más dependiente de Dios.

  1. ¡Ya sabes! No te sientas ofendido si alguien te escribe en una tarjeta el siguiente deseo: “Feliz Adversidad”.
  2. Las dificultades de la vida no están diseñadas para destruirnos, sino para hacernos inclinar ante Dios.

HG/MD

“Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia” (Santiago 1:2-3).