Lectura: Colosenses 3:1-11
Con la moda de las redes sociales, la imagen personal parece haber cobrado más importancia que nunca. Esto se debe a que la imagen está mucho más expuesta, sin importar la actividad que realicemos; para muchas personas se volvió algo cotidiano estar frente a una computadora compartiendo contenidos, dando clases o vendiendo productos y servicios. No obstante, en muchos casos la imagen pública muestra un agudo contraste si lo comparamos con lo que la persona tiene por dentro.
Estas modas pueden terminar convirtiéndose en un gran error cuando llegamos a creer que lo importante es el exterior, cuando lo que todos necesitamos para estar bien es una transformación interior; realmente nuestras peores debilidades no pueden corregirse con un programa para computadora o un maquillaje, sino que están ligadas a lo que tenemos en el corazón y la mente.
Pero, cuando hacemos un examen de nuestro interior, en la mayoría de los casos sale a relucir cuánto nos hemos alejado de la imagen de Dios a la cual fuimos creados, y por lo tanto si buscamos una verdadera transformación debemos comprender que solamente nuestro Señor Jesús puede proveerla; no lo lograremos con un estiramiento de piel, ni con la ayuda de un influencer.
El apóstol Pablo afirmó que quienes han resucitado a la vida eterna en Cristo: “… se han despojado del viejo hombre con sus prácticas y se han vestido del nuevo, el cual se renueva para un pleno conocimiento conforme a la imagen de aquel que lo creó.” (Colosenses 3:10).
- Cuando conocemos a nuestro Señor Jesús Él nos convierte en nuevas personas, con un corazón nuevo, recobramos nuestra imagen verdadera, la que Dios nos concedió; no es con un simple arreglo para que luzcamos bien exteriormente o tengamos muchos amigos y seguidores en redes, se trata de un cambio interior que se refleja en nuestras acciones externas.
- ¡Nacer de nuevo! ¡Qué acción tan maravillosa y llena de esperanza que tan sólo Dios puede ofrecernos!
HG/MD
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
0 comentarios