Lectura: Mateo 26:36-46
En ocasiones utilizamos las palabras “Dios nunca nos da más de lo que podemos soportar”, para dar aliento a una persona que está pasando por alguna situación difícil, como por ejemplo la pérdida de un familiar.
No obstante, estas palabras pueden llegar a ocasionar el efecto contrario, ya que algunas veces deprimen a las personas porque piensan que la angustia que sienten no se elimina con tan sólo decir unas palabras especiales; en efecto, las personas necesitan tiempo y amor para procesar y aceptar todo lo que está sucediendo.
Algunos utilizan este versículo para respaldar esa frase: “…sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la puedan resistir” (1 Corintios 10:13). Pero el contexto de este pasaje es la tentación o la prueba, no el sufrimiento. Podemos salir avante de la prueba con la ayuda del Señor, pero no podemos hacer lo mismo con el sufrimiento.
El mismo Señor Jesús nos presenta esta situación cuando ora a Su Padre tratando de encontrar una vía de escape a su futuro sufrimiento: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte […]. Padre mío, de ser posible, pase de mí esta copa. Pero, no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:38-39). Sin protestar o reclamar Él aceptó la voluntad de Dios y sufrió esa experiencia para darnos la salvación.
- Cuando la vida parece imposible de soportar, debemos entregarnos a la misericordia de Dios y dejar que Él nos sostenga.
- Señor, Tu presencia nos sostiene y nos brinda el aliento que necesita nuestra alma para poder seguir adelante.
HG/MD
“Enséñame a hacer tu voluntad porque tú eres mi Dios; tu buen Espíritu me guíe a tierra de rectitud.” (Salmos 143:10).
0 comentarios