Lectura: Isaías 12:1-6
Una dama asistió a un retiro de la iglesia, dentro de las cosas que llevó consigo a la primera reunión fueron su Biblia y una cubeta. Era normal que llevara una Biblia, pero ¿una cubeta?, así que sin duda llamó la atención inmediatamente, muchos tenían curiosidad de preguntarle por aquella situación, hasta que una persona se atrevió y le dijo:
“Entiendo la Biblia, pero ¿la cubeta?”, con una sonrisa en su rostro le contestó de la siguiente manera: “La cubeta me recuerda sacar toda el agua viva que pueda”, luego prosiguió señalando una pequeña rajadura que tenía la cubeta: “Al igual que yo, esta cubeta tiene imperfecciones, por lo que pierde agua, lo que me recuerda que debo seguir yendo al Señor para buscar cada día más.”
En la lectura para este día, Isaías alaba a Dios, diciendo: “¡He aquí, Dios es mi salvación! Confiaré y no temeré, porque el Señor es mi fortaleza y mi canción; él es mi salvación”. Con regocijo sacarán agua de los manantiales de la salvación” (Isaías 12:2-3). Esa es la maravillosa agua viva que apaga para siempre la sed espiritual, como lo dice Juan 4:14: “Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna”.
Es por ello que los creyentes de todas las generaciones pueden decir: “¡He aquí, Dios es mi salvación!” F.B. Meyer escribió lo siguiente con respecto a este pasaje: “El pronombre posesivo “mi” es la cubeta con la que sacamos el agua de las profundidades de Dios. El camino de nuestra peregrinación está marcado por estos pozos de ayuda salvadora”
Lo triste es que muchas veces parecemos ignorar la necesidad que tenemos de incluir diariamente a Dios en nuestras vidas. La escritora Nancy Spiegelberg lo describió de la siguiente manera:
“Señor fui a gatas por el desierto hacia Ti con mi taza vacía, insegura de pedir aunque fuera una gota para refrescarme. Si te hubiera conocido mejor había ido corriendo con una cubeta.”
- Dios está ahí con su superabundante bondad, vayamos a Él con nuestra Biblia y cubeta.
- Cuando confiamos en Dios, podemos depositar nuestras ansiedades y sueños en Él.
HG/MD
“Pero cualquiera que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:14)