Lectura: Lucas 10:38-42

Un veterano de guerra cuenta la siguiente historia: «Durante la Segunda Guerra Mundial, serví como técnico ortopédico en un hospital en Inglaterra. Un día estábamos limpiando luego de colocar yesos en extremidades fracturadas cuando note a algunos compañeros de trabajo que estaban holgazaneando en vez de ayudar. No dude en mostrar mi desagrado.»

Tales incidentes son la razón porque generalmente me encuentro pronunciando unas cuantas palabras en defensa de Marta cuando predico sobre Lucas 10:38-42. Recordarás que ella “se preocupaba con todos los preparativos” (v. 40), mientras que su hermana María no hacía nada, sino escuchar a Jesús.

Es fácil para mí ver el punto de vista de Marta. En Proverbios, más de una docena de versículos reprenden al perezoso. Y cuando algunos cristianos del primer siglo dejaron de trabajar y comenzaron a vivir a costa de los demás, Pablo estableció la regla: “Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10).

Nuestro enfoque del trabajo debe ser equilibrado. Proverbios 4:7 dice, “Lo principal es la sabiduría.” Marta podría haber dicho, “María, la cena puede esperar. Me uniré a ti escuchando a Jesús antes de comenzar en la cocina.”

El trabajo es vital. Pero no debemos estar tan obsesionados con el que desplace a la adoración y a la instrucción espiritual.

Trabaja duro, pero mantén primero lo primero.

1. La Biblia es clara:  ¡Debes trabajar! Y eso no solamente implica el trabajo remunerado, también hace referencia a todos esos trabajos no remunerados que hacen que nuestra vida sea más sencilla, tal como lo es: el trabajo doméstico, el trabajo de mantener tu cuarto limpio, el de ser un buen estudiante, etc.  ¿Estás trabajando?

2. Imnumerables ocasiones nos vemos tentados a escoger lo urgente, sacrificando lo importante, ¿Por qué crees que en ocasiones se nos olvida, qué es lo verdaderamente importante?

NPD/HVL