Lectura: Proverbios 2:1-9
Todavía recuerdo mis primeros años de escuela primaria, todo era nuevo, lugares, amigos, maestros, maestras, clases y sobre todo el conocimiento; cada día era un aprendizaje y tareas nuevas para mi cerebro y el de mis compañeros, algunos eran sencillos de asimilar y otros más complicados, pero, con el tiempo y la dedicación de alguna forma todos se incorporaron a mi educación básica.
También, hace mucho en el siglo X a.C., el rey Salomón ya había recomendado practicar esta clase de ardua dedicación al procurar obtener: la sabiduría. Una definición que el diccionario brinda sobre esta palabra es: “entender lo que es verdadero, correcto y duradero”, lo cual suena crucial si deseamos tener una vida que glorifique a nuestro santo Dios.
Es por ello que quizás en Proverbios 2, Salomón usó tantos verbos que requieren acción, a fin de describir los esfuerzos que debemos hacer para obtener sabiduría. Dijo: “si aceptas mis palabras”, “si prestas oído a la sabiduría”, “inclinas tu corazón al entendimiento”, “si invocas a la inteligencia”, “al entendimiento llamas a gritos”, “rebuscas como a tesoros escondidos” (vv. 1-4).
Buscar diligentemente la sabiduría exige esfuerzo y dedicación, y las Escrituras nos dicen dónde podemos encontrarla: “Porque el Señor da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento” (v.6). Dios no está almacenando sabiduría para sí mismo, sino que “Él atesora eficiente sabiduría para los rectos; es el escudo de los que caminan en integridad” (v.7).
- Busca al Señor de todo corazón. Él es la fuente de toda sabiduría para tu vida.
- Lee tu Biblia todos los días.
HG/MD
“Porque el Señor da la sabiduría, y de su boca provienen el conocimiento y el entendimiento” (Proverbios 2:6).