Lectura: Ester 1:1-22
A lo largo de nuestras vidas hemos sido testigos de líderes hombres y mujeres malvados, que cometieron crímenes y errores que dejaron aun luego de su ausencia una huella muy fuerte tras de sí; lo peor de todo es aun las personas que consideramos buenas, han cometido errores y en algunos momentos de sus vidas han mostrado sus más terribles debilidades.
En la lectura devocional en el libro de Ester, nos encontramos con el rey del imperio persa llamado Asuero. Su orgullo era tan grande que organizó una fiesta monumental para exhibir sus riquezas ante todos. Siete días completos duraron las celebraciones, en un momento de aquella fiesta el rey hizo llamar ante su presencia a su reina Vasti, todo con el fin de que sus invitados pudieran ver su belleza, pero en un acto de rebeldía ella desobedeció las ordenes, humillando así a su rey (Ester 1:12-18).
Ante este acto, el rey furioso mando a llamar a sus sabios, para oír su consejo sobre esta situación, quienes le dieron el consejo que debía destronar a aquella mujer que le había decepcionado y le diera su título a otra, con lo cual “que el rey dé su dignidad real a otra mejor que ella” (v.19). Dios tenía un plan ante este inusual escenario, y colocó a una joven muchacha en una posición estratégica. Al Dios hacer esto, salvaría a su pueblo de una terrible futura destrucción.
A pesar de que el nombre de Dios no es mencionado en el libro de Ester, en primer capítulo de esta interesante historia se nos cuenta como Dios puede sacar algo bueno de una situación tan terrible, llena de seres humanos injustos; así como también lo había hecho ya en la historia de José y sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien para lograr lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente” (Gén.50:20).
- Cuando pienses que tu mundo está fuera de control, invita a Dios a tu vida y encontrarás que todo tiene sentido si dejas que Él tome la dirección.
- Aun el gobernante más grande de esta tierra, no es más que una mota de polvo al compararse con el Rey de Reyes.
HG/MD
“Él cambia los tiempos y las ocasiones; quita reyes y pone reyes. Da sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos” (Daniel 2:21).