Lectura: 2 Timoteo 3:1-9

Hace algunos años una compañía británica tuvo una idea innovadora para un mercado muy exclusivo, desarrolló un producto llamado: “Lodo en atomizador”, diseñado para aquellos dueños de utilitarios 4×4 que viven en la ciudad, pero que de vez en cuando desean darles a sus vehículos una apariencia de haber estado en caminos rurales con lodo, en una aventura de pesca o caza, sin haber salido nunca de la ciudad.

El lodo que vendían estaba tratado químicamente y se había tamizado para eliminar cualquier piedra o escombro que pudiera dañar la pintura de los costosos automóviles.  Según la compañía las ventas fueron muy buenas, mientras duró la moda.

Los seres humanos tenemos la tendencia de valorar más el hecho de cómo lucimos por fuera, que lo que somos por dentro.  Esto por supuesto provoca muy buenas ganancias a muchas empresas y clínicas de estética, pero no debería pesar tanto en nuestras vidas como creyentes.

El apóstol Pablo le escribió a su discípulo Timoteo, y le dijo que tuviera mucho cuidado con las personas que mostraban una apariencia de piedad en la iglesia, pero vivían de otra manera: “tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. A estos evita” (2 Timoteo 3:5).  Pablo había mostrado la autenticidad de su fe, por medio del sufrimiento y el cuidado de ellos, no por rociarse de lodo sino porque: “llevo en mi cuerpo las marcas de Jesús” (Gálatas 6:17).   Nuestra vida espiritual es lo que verdaderamente importa, ya que esto mostrará en el exterior, con nuestro testimonio, el valor de nuestra fe.

  1. Si eres auténtico con Dios nunca serás falso con los demás.
  2. Dios nos desafía a tener una vida auténtica.

HG/MD

“Tendrán apariencia de piedad pero negarán su eficacia. A estos evita” (2 Timoteo 3:5).