Lectura: Lucas 13:22-30

 

Jesús seguía sus viajes de pesca de pecadores por las aldeas y pueblos por los cuales pasaba entre Judea y Perea, camino a Jerusalén, y por supuesto en cada uno de ellos debió haber de todo tipo de personas y entre ellas se encuentra está que le consulta, ¿son pocos los que van a salvarse?

 

Hay que entender que dentro de las creencias que tenían los judíos era que la nación entera y de forma exclusiva sería salva, con la excepción de publicanos y otros pecadores de reconocida maldad, por otra parte, Jesús con sus enseñanzas estaba desmintiendo este mito y ofrece una explicación por la cual muchas personas, en ocasiones oyen y se acercan, pero no aceptan el mensaje de salvación.

 

El Señor hace referencias claras al costo de seguirle y lo compara con puertas y caminos estrechos, es necesario entender que desde el momento en que queremos acercarnos a los caminos de Dios, la oposición aparecerá en forma problemas en la casa, empleo, familia, etc.   Jesús no se refiere a que el cielo puede alcanzarse por méritos propios, pues es tan sólo por gracia (Ef.2:8-10), de lo que habla es de aparte de lo que ya hemos visto de obstáculos externos,  los seres humanos tenemos un gran problema interno que se llama: pecado y se presenta en la forma de orgullo, ego o soberbia, y el plan de salvación ataca exactamente estos pecados, para que una persona sea salva, primero tendrá que  reconocer humildemente que no puede salvarse a sí misma y eso es un acto de humillación, pues dependerá de la gracia divina para liberarse la esclavitud del pecado, muchos se acercan, y tienen apariencia de piedad, como los fariseos y otros religiosos de la época de Jesús, pero pocos son los que en realidad tienen la suficiente humildad para reconocer que necesitan ayuda divina para salvarse.

 

Este es un golpe directo al ego israelita y para culminar el Señor les advierte que a diferencia de ellos, muchos que no son israelitas, de todos los confines de la tierra si responderán al llamado de “ven y ve”, creerán y serán salvos, siendo estos últimos, los primeros en creer en Jesús.

 

  1. No basta con saber (intelectualmente) de Jesús, es necesario reconocer nuestra necesidad y dependencia de Él, el dador de vida

 

  1. Reconozcamos que sin Dios, nada somos.

 

MD/HG

 

Jesús: Camino estrecho.  “En efecto, hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos” Lucas 13:30

 

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.