Lectura: Salmos 93:1-5

Una tormenta rugía desde el lago, azotando con frenesí la marina.  La fuerza del viento y las olas arrancó una docena de veleros de sus amarras y los dejó libres ante los embates de las olas. Algunos de los barcos fugitivos fueron rescatados, pero tres se hundieron y otro sufrió graves daños debido a las rocas.

El salmista habla de “las poderosas olas del mar”, como una imagen de gran poder de Dios. Es posible que haya sido testigo de vientos huracanados que trajeran enormes olas que se estrellaban en el mar Mediterráneo frente a la costa occidental filistea e israelí.  Las ráfagas que saltaban al pequeño, pero a menudo tormentoso mar de Galilea le dieron un cuadro vivo de la fuerza de Dios.

Pero, ¿para qué dijo, el que Señor usa su poder?  Dios usa su fuerza para no romper las cosas, pero para mantenerlas unidas. El Señor “afirmó el mundo”, escribió el salmista, «y no se moverá” (Salmos 93:1). Y describió las palabras de Dios como: “muy firmes” (v. 5).

Por tanto, podemos estar seguros que tanto el mundo y la Palabra están anclados por el poder de Dios. En una turbulenta sociedad inestable, destructiva, las verdades divinas nos brindan gran esperanza.

  1. ¡Gracias a Dios que Su poder, es más fuerte que las olas, y estamos seguros aun en la tempestad!
  2. El Dios que mantiene el universo, es el Dios que te sostiene.

HG/MD

“El Señor en las alturas es más poderoso que el estruendo de muchas aguas, más que las recias olas del mar.” (Salmos 93:4).