Lectura: Jeremías 15:15-21

Uno de los mejores deleites de la vida es la comida; creo que muchos estarán de acuerdo conmigo.  Además, si está bien “presentada y emplatada” no hay más que decir, es muy agradable comer un platillo que está preparado y presentado de forma atractiva y creativa, y aún mejor si es saludable.

Al leer nuestra lectura devocional en Jeremías, encontramos una comparación muy interesante cuando se nos dice que, al encontrar las palabras de Dios, incluso las referentes al juicio divino, las comió (Jeremías 15:16).  Esto por supuesto debe hacer que nos preguntemos si ingerimos las Escrituras con tanta ansiedad, amor y frecuencia como lo expone Jeremías.

Por supuesto el profeta no comió literalmente la Palabra de Dios, sino que fue su modo de decir que la leía y la saboreaba en lo profundo de su ser. Lo que nos trata de enseñar Jeremías acerca de la Biblia es que nos proporciona alimento para el alma.

Cuando comemos la Palabra de Dios, lo cual implica que la leemos, estudiamos y meditamos en ella, el Espíritu Santo nos da poder para madurar y ser más semejantes a Cristo. Transforma nuestra manera de pensar sobre Dios, el dinero, los enemigos, las ocupaciones y la familia. En otras palabras, nos es realmente beneficiosa.

  1. ¡Come la Palabra de Dios para satisfacer tu corazón y mente!
  2. Estudia tu Biblia, pero no lo hagas por compromiso, es un anhelo que debe brotar de manera natural cuando en verdad estás creciendo en tu relación con Dios.

HG/MD

“Fueron halladas tus palabras, y yo las comí. Tus palabras fueron para mí el gozo y la alegría de mi corazón; porque yo soy llamado por tu nombre, oh Señor Dios de los Ejércitos” (Jeremías 15:16).