Lectura: Efesios 2:1-10

Un niño que era muy vivaz para su edad, le preguntó a su mamá un día luego del servicio dominical: ¿mamá, quiénes son más malos, las personas de ahora o las del pasado?

La madre sabiendo que su hijo era muy inteligente y que posiblemente ya había llegado a su propia conclusión, le devolvió la pregunta, “Y tú, ¿quiénes crees que son más malos?”

Efectivamente el niño ya tenía su respuesta preparada: “Los del pasado, porque la gente de la Biblia era muy mala.”

Es muy tentador, llegar a la misma conclusión que este niño, después de todo son bien conocidas las historias de Adán y Eva, nuestros padres comunes, y a quienes debemos la situación en la que estamos por haber pecado contra Dios. También hemos oído hablar de Jonás y su desobediencia de los mandatos divinos, y no nos hace falta pensar mucho para recordar a Judas, uno de los discípulos del Señor quien decidió traicionarlo por unas cuántas monedas.

Pensar que otros siempre son peores que nosotros es muy humano, tendemos a creer que jamás cometeríamos los errores de las personas a las cuales la Biblia hace referencia.   Una de las características más interesantes de la Biblia es que presenta a las personas tal y como fueron, con sus defectos y virtudes. Es brutalmente honesta al mostrar a sus protagonistas y  sus luchas, es la historia del pueblo de Dios tal y como es, sin maquillaje ni encubrimientos.  Todo esto tiene el propósito de enseñarnos que todos los seres humanos del pasado, presente y futuro hemos pecado y necesitamos del perdón de Dios, “porque todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” (Rom.3:23).

Pero, no todas son malas noticias, el evangelio también nos presenta una hermosa realidad, que Dios sí proveyó una forma para que el ser humano sea diferente e inicie de nuevo; envió a su Hijo, para que muriera por todos nosotros los malos, para que pudiéramos llegar a ser nuevas criaturas (2 Cor.5:17).

  1. Tú también puedes llegar a ser una nueva criatura en Cristo, reconoce tus pecados, acepta que te has equivocado, sé valiente para aceptar que en verdad eres malo y que necesitas que el Dios bueno y perfecto te perdone.
  2. Si deseas un nuevo comienzo, indudablemente necesitas a Dios en tu vida.

HG/MD

“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17)