Lectura: Santiago 1:1-11
Mientras miraba un programa especial de la Segunda Guerra Mundial, el narrador contó una historia de esas que pasó inadvertida. El documental contaba que, en Canadá, el 19 de febrero de 1942, fue declarado como el: “día del qué sucedería”; el gobierno canadiense realizó un simulacro que tenía como escenario una supuesta invasión nazi a Winnipeg, Manitoba. Lo que perseguía el simulacro era medir “qué sucedería”, si una de las provincias canadienses cayera bajo la ocupación nazi, esto con el fin de concientizar a la población canadiense sobre los graves peligros a los que estaban expuestos, debido a la guerra en la que luchaban.
Una de las personas que experimentó el simulacro dijo lo siguiente: “El día del qué sucedería… nos hizo despertar a la realidad de la amenaza nazi. El pueblo experimentó las terribles consecuencias y lo que podría ocurrir si fuéramos víctimas de una invasión”. Si bien el simulacro fue muy valioso para concientizar e instruir a las personas sobre lo que debían y no debían hacer ante un evento de este tipo, eso apenas fue una pequeña e inofensiva muestra del sufrimiento por el cual estaban pasando muchos pueblos europeos y muchos de sus valientes soldados.
En la vida del creyente también enfrentamos pruebas que no son simulacros, y la situación crítica no es ¿qué pasaría si sucediera? sino, cuando esto suceda: ¿cómo debería reaccionar?
Las lecciones más importantes de la vida provienen, en la mayoría de los casos, de la experiencia y no de la observación lejana, los momentos de angustia y quebrando por los que pasaremos en algún momento, nos deben hacer más conscientes de nuestra fe y nuestra necesidad de Dios. Es por esto que Santiago escribió: “Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia” (Santiago 1:2-3).
- Las pruebas de la vida nos visitan debido a que vivimos en un mundo decadente y perdido (Lucas 19:10), pero, está en nosotros si queremos aprender o no de las lecciones de la vida por las que el Señor nos permite pasar (Romanos 12:2).
- Los “que sucedería” son importantes, pero son más importantes aún los “cómo reaccionamos cuando suceden” (Romanos 5:1-8).
HG/MD
“Hermanos míos, tengan por sumo gozo cuando se encuentren en diversas pruebas sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia” (Santiago 1:2-3).