Lecturas: Marcos 2: 1-5, Lucas 5: 16-20, Mateo 9:2

 

Mientras la multitud estaba de pie en shock, Jesús le dice al hombre limpio y sano: “No se lo digas a nadie —le ordenó Jesús—; sólo ve, preséntate al sacerdote y lleva por tu purificación lo que ordenó Moisés, para que sirva de testimonio.”  Jesús le pide a este hombre que obedezca la ley mosaica según Levítico 14:2-32.  Este sería un proceso bastante largo para esta persona.  Involucraba sacrificio de animales, rasurarse todo el vello del cuerpo y bañarse.  De seguro el sacerdote le preguntó sobre su sanidad y este hombre posiblemente le comenzó a hablar ampliamente sobre Jesús, extendiendo las buenas noticias por todos lados.  En este momento, como es de costumbre para Jesús, se fue a un lugar solitario a encontrarse con su Padre (Lucas 5:16).

 

Jesús regresa a su “propio pueblo” (Mateo 9:1), Capernaúm, el cual usa como base para su ministerio.  Luego de unos días, cuando las personas habían escuchado que Jesús había vuelto a “casa” (Marcos 2:1), llegó una multitud.  Había tantas personas que no cabían dentro de la casa, ni siquiera frente a la puerta.  Mientras Jesús enseñaba, llegaron cuatro hombres con su amigo paralítico.  Cuando vieron que no podían llevarlo a Jesús por la multitud de personas, fueron creativos al encontrar un punto débil en la azotea.  Comenzaron a quitar las tejas hasta que hicieron una abertura.  Ellos harían cualquier cosa por llevar a su amigo ante Jesús.  Ellos creían por fe que si lo llevaban ante Jesús, Él lo sanaría.

 

De pronto el tejado comienza a ceder.  La multitud de fariseos y maestros de la ley que estaban sentados dentro de la casa de Jesús, se movieron mientras caía el polvo y algunas piezas del tejado.  Luego de quitar las tejas y lo que había en el camino, bajaron a su amigo en una camilla y lo pusieron en medio de las personas, frente a Jesús.  “Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: —¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!” -Mateo 9:2.

 

  1. Recuerdas anteriormente te hemos preguntado si, ¿tienes algún amigo que necesitas llevar a Jesús? ¿Estás dispuesto a ser como estos amigos, que hicieron lo necesario para llevarlo a Jesús?

 

  1. Ora hoy por el amigo que necesitas llevar a Jesús. También pasa algún tiempo meditando en el poder que Jesús tiene el poder para perdonar los pecados.

 

SL/ME

Jesús: Perdona Pecados. “Unos hombres le llevaron un paralítico, acostado en una camilla. Al ver Jesús la fe de ellos, le dijo al paralítico: ¡Ánimo, hijo; tus pecados quedan perdonados!” -Mateo 9:2

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.