Lectura: Lucas 12:4-7, 22-32

En una conocida película infantil animada, una familia de personas vivía en el pasado, en cavernas. El personaje que hacía el papel de padre era un tanto sobreprotector y de noche toda la familia se acurrucaba junto a él para que los cuidara, y como el mundo exterior le preocupa mucho y sus hijos empezaban a crecer y buscar aventuras, decidió inventar un lema que le recordaba a su familia que debían tener cuidado: “Jamás no tener miedo”, dicho en palabras más simples: “Siempre tener miedo”.

Esta realidad también la enfrentaban las personas que vivían en tiempos de Jesús, así que Él constantemente les recordó que no tenían de qué temer.  Se lo dijo a Simón Pedro cuando lo llamó para que lo siguiera (Lucas 5:10), o cuando Jairo, el líder de una sinagoga y cuya hija estaba agonizando, se acercó al Señor quien lo calmó con palabras muy similares (Lucas 8:50).

También, en Lucas 12 se nos relata cuando Jesús les dice a sus discípulos que no tengan miedo, ya que Dios los cuidaba más que a las aves (Lucas 12:7). También, después de su resurrección, les dijo a las mujeres que fueron al sepulcro: “No teman” (Mateo 28:10).

El miedo como bien sabemos es un sentimiento universal.  Es muy natural preocuparse por nuestros seres queridos, nuestras necesidades y el futuro incierto. Entonces, ¿Cómo aprendemos a tener fe? El Señor nos ha dado un fundamento sobre el cual desarrollar nuestra confianza en Él, nos dijo: “…Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé. De manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi socorro, y no temeré…” (Hebreos 13:5-6).

1. No temas, sigue al Señor y jamás serás defraudado.
2. Que el miedo no te paralice, busca refugio en el Señor Jesús.

HG/MD

“Pero aun los cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados. No teman; más valen ustedes que muchos pajaritos” (Lucas 12:7).