Lectura: Salmo 66:1-15
Durante una reunión de estudio bíblico, la persona que estaba compartiendo la enseñanza de la Palabra de Dios, expuso sobre la importancia de permanecer en Cristo y confiar en Él a pesar de las dificultades que enfrentemos. Al terminar la reunión repitió varias veces: “Esto quiere decir que, en toda situación, puedes recordar lo que Dios dijo: “Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé” (Hebreos 13:5).
En la siguiente reunión, hubo un tiempo para compartir testimonios de vida, una dama dijo: “Hace un par de días, me enviaron un mensaje que decía: “Mamá está muy enferma, ven a verla de inmediato”. Y luego ella comentó: “En otros momentos hubiera salido rápidamente sin pensar en las consecuencias; sin embargo, esta vez primero oré a Dios y luego de 5 minutos llamé y pregunté cuál era la enfermedad; me dijeron que había sido un descontrol físico causado por no haber tomado sus medicamentos. Posteriormente, hablé con mamá y con mucha calma le aconsejé tomar sus medicamentos. En esta oportunidad, logré tener esa actitud debido a que recordé que Dios nunca me abandonará, ni me desamparará”.
Pasado un mes, el maestro del estudio bíblico recibió un mensaje en su teléfono inteligente que decía: “Gracias por la enseñanza de hace un mes. Mi vida se ha convertido en un salmo diario ya que comprendí que sin importar lo que suceda, Dios siempre está a mi lado”.
- Las personas de la historia comprendieron en quién habían depositado su fe, y ahora descansaban en la realidad de haber creído en un Dios Todopoderoso.
- Si estás pasando por una prueba, recuerda lo que Dios nos dijo: “Nunca te abandonaré ni jamás te desampararé”.
HG/MD
“Por esta razón padezco estas cosas, pero no me avergüenzo porque yo sé a quién he creído, y estoy convencido de que él es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.” (2 Timoteo 1:12).