Lectura: 1 Corintios 13:1-13
Nuestro vuelo se había atrasado por problemas mecánicos del avión, primero fueron 30 minutos, luego fue 1 hora, y cuando nos dimos cuenta teníamos un retraso de 2 horas con respecto a la hora pactada para la salida del vuelo. El personal de la aerolínea tuvo que dar cupones para almuerzo, pero cuando habían pasado 4 horas de espera, las personas ya estaban cansadas y no servían las excusas que ofrecía el personal de la aerolínea; pronto el cansancio se transformó en ira y algunos pasajeros empezaron a gritar, incluso el piloto llegó para intentar calmar a las personas, pero poco pudo hacer. Alguien que en ese momento se encontraba a mi lado me dijo: “La paciencia es una virtud, muy poco practicada, pero muy necesaria”. Finalmente 5 horas después estábamos abordando el avión, rumbo al destino planeado.
En muchas ocasiones la vida puede resultarte frustrante, inclusive hasta exasperante. Cuando se presenta la impaciencia puede ser reflejo de tu egoísmo como respuesta a las decepciones de la vida.
El verdadero amor se ilustra en la Biblia por medio del auto sacrificio (Juan 15:13), y una muestra de ese amor hacia otros es la paciencia, tal como lo indica el apóstol Pablo en 1 Corintios 13:4-5: “El amor tiene paciencia y es bondadoso… ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva cuentas del mal”. Medita en esto y analiza si estas anteponiendo tu orgullo, en lugar de imitar a Jesús.
- Posiblemente hacer esto te suena como algo imposible, y estás en lo cierto si lo intentas con tus propias fuerzas; sin embargo, si pides al Señor su ayuda, Él te proveerá la paciencia que necesitas y esto reflejará su gran amor, incluso cuando las cosas se vuelvan difíciles.
- Cuando sientas la tentación de perder la paciencia con una persona, debes recordar la paciencia que Dios tuvo contigo.
HG/MD
“El amor tiene paciencia y es bondadoso. El amor no es celoso. El amor no es ostentoso, ni se hace arrogante” (1 Corintios 13:4).