Lectura: Deuteronomio 30:11-14

Una pequeña niña, hija de un creyente, le hizo la siguiente pregunta a su padre: “¿Acaso los ángeles duermen?”  Luego de pensar un buen rato en la pregunta de su hija, le contestó: “Sí, creo que tal vez sí duerman”.  A lo que su hija inmediatamente le replicó: “Entonces, ¿cómo se ponen la pijama por encima de sus alas?”.

Si lo pensamos por un momento, puede que nos parezcamos mucho a esta niña insistente.  Parece que nunca dejaremos de hacer preguntas que en realidad no necesitan respuesta.  Es bueno tener una sana curiosidad, pero lo definitivamente insano es obsesionarnos por asuntos que en realidad no importan o no tienen trascendencia para nuestras vidas diarias; más bien este tipo de comportamiento nos puede llevar lejos de la fe, al oír una infinidad de teorías que en poco aprovechan, tal como nos lo aconseja el apóstol Pablo en su segunda epístola a Timoteo 4:2: “Porque vendrá el tiempo cuando no soportarán la sana doctrina; más bien, teniendo comezón de oír, amontonarán para sí maestros conforme a sus propias pasiones y, a la vez que apartarán sus oídos de la verdad, se volverán a las fábulas” (2 Timoteo 4:3-4).

Lo que definitivamente si debemos saber de Dios y su voluntad, está claramente expresado en las Escrituras.  El apóstol Pablo nos lo explica de la siguiente forma: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia” (2 Timoteo 3:16).

  1. Ahora que estamos prontos a iniciar un nuevo año, vale la pena que te pongas como una de tus metas, leer todos los días la Palabra del Señor; existen planes de lecturas bíblicas que nos facilitan la lectura de toda la Biblia en un año.
  2. La Biblia es tan sabia en lo que dice como en lo que no dice.

HG/MD

“Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas” (Deuteronomio 30:14).