Mártires de la fe
Saratu Turundu – Nigeria – 2010
Saratu Turundu tenía treinta y cinco años de edad y era soltera. Amaba muchísimo a los niños y estaba desesperada por tener los suyos, pero Dios no había contestado su oración.
Saratu decidió dedicarse a Dios y a su iglesia. Abrazó a su familia de la iglesia con todo su corazón y en especial le encantaba enseñar en la escuela dominical. Su interacción con los niños y su oportunidad de mostrarles el camino a Cristo llenaban a Saratu con un gozo increíble. Sabía que nunca sería feliz sin Cristo.
Sin embargo, los musulmanes fanáticos que dominaban su ciudad de Kaduna, Nigeria, comenzaron a perseguir a los cristianos. Ella había escuchado historias de cristianos a los que perseguían en otras aldeas, y que les quemaban sus casas y sus posesiones. Algunos incluso los golpearon y mataron
Así que cuando las turbas vinieron a atacar a los cristianos en Kaduna, Sarutu ya había decidido quedarse y sufrir por Cristo. Los hermanos de Sarutu le rogaron que huyera al bosque con ellos, pero aun miestras observaba a la multitud quemar su amada iglesia por completo, no se iba. Se arrodilló en el piso de su apartamento y oró mientras los musulmanes le echaban gasolina al edificio y le prendían fuego.
Su familia y sus amigos la recuerdan como una persona bondadosa compasiva que mostró amor por todo el mundo. Murió amando a su Salvador.
Las historias de fortaleza sobrehumana son tan inspiradoras como increíbles. Nos asombramos por historias de madres levantando autos ardiendo de encima de sus hijos en accidentes terribles. Impulsado por la adrenalina, el cuerpo es capaz de proezas sorprendentes. De la misma manera que la adrenalina afectos músculos humanos, nuestra fe capacita a nuestros músculos humanos, nuestra fe capacita a nuestros músculos espirituales para hacer lo que nunca pensamos que fuera posible. Saratu flexionó sus músculos espirituales cuando decidió soportar a favor de Cristo en su comunidad. Es probable que nunca se diera cuenta que tenía la fortaleza para hacerlo antes de ese momento. Sin embargo, Dios le permitió hacerlo. ¿Alguna vez has hecho algo que pensabas que nunca serías capaz de hacer? Agradécele a Dios hoy por su fidelidad para hacerte tomar una postura firme por Cristo, cuando sea necesario.
«…Será afirmado porque poderoso es el Señor para afirmarle»
Romanos 14:4b
Tomado de: Devoción Extrema, la Voz de los Mártires, pag.299