Lectura: Marcos 10:35-45

En una entrevista con el propietario de varios negocios, le hicieron preguntas sobre el éxito de sus empresas.  Dentro de los factores que indicó estuvieron los siguientes: “usamos ingredientes frescos y naturales, tratando de conservar en todos nuestros productos la calidad, creatividad e innovación.

El reportero también le preguntó directamente: “Puede decirme, ¿por qué escogieron hacer helados?” A lo que el dueño le respondió: “Porque son un alimento delicioso. Estamos aquí para dar gusto a la gente”.

En todas las actividades de la vida siempre debemos recordar por qué hacemos las cosas como seguidores de Cristo.  Si lo olvidamos, nos pareceremos a los discípulos que se enojaron y se dividieron al discutir sobre quién era el más importante. Jesús les recordó: “Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).

Si nuestro objetivo como creyentes es servir y compartir con otros la buena noticia del amor de Dios, no perderemos de vista lo que buscamos, ni seremos ásperos si alguien resiste nuestra invitación o se burla de ella. A medida que seguimos el sendero de nuestro Señor, caracterizado por un servicio entrañable y sacrificial, se nos recuerda que Él vino para servir y para salvar.

  1. El motivo de todo lo que hacemos es Jesús.
  2. Sirve a Dios y a tus semejantes.

HG/MD

“Porque el Hijo del Hombre tampoco vino para ser servido sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos” (Marcos 10:45).