Lectura: Romanos 5:6-11

Quizás muchos de nosotros nos preguntemos: ¿Por qué Jesús escogió a Judas para que fuera uno de sus discípulos?  Esta pregunta ha inquietado a muchos creyentes por muchos años, y no ha habido una respuesta que satisfaga a la mayoría; quizás existe una pregunta aún más difícil e incluso desconcertante: “¿Por qué me escogió a mí?”

Esta, al igual que las grandes preguntas de la vida, ha mantenido ocupados a los creyentes a lo largo de los siglos.

Cuando las personas tienen consciencia de su pecado y se sienten culpables, claman a Jesús por misericordia y como resultado experimentan la verdad de un Dios que los ama a pesar de su pasado, y que Jesús murió por ellos; lo más extraordinario es que desde ese momento sus pecados son perdonados sin que medie obra humana.

Es natural que te preguntes ¿y por qué a mí?  Y la respuesta es muy sencilla: Porque Dios te amó, (Romanos 5:8).  No lo merecías; sin embargo, Él abrió sus brazos y su corazón, y literalmente dijo: “Te amo incluso más de lo que tu amabas tu pecado”.

  1. No puedo comprender ¿Por qué a mí?, lo único que sé, es que Dios me ama.
  2. Dios te ama, no por lo que hayas hecho o lo que seas, sino por lo que Él es.

HG/MD

“Pero Dios demuestra su amor para con nosotros en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).