Lectura: Marcos 6:30-46
En algunas ocasiones cuando visito alguna comunidad alejada, prefiero no tomar la ruta corta, sino la panorámica, esto por supuesto añade en ocasiones horas al recorrido, pero les brinda a mis sentidos vistas de paisajes soñados y un tiempo también para pensar en las bendiciones que recibo de Dios inmerecidamente.
Sin duda ese tipo de viajes no son los más eficientes en términos de ahorro de tiempo y dinero en gasolina, pero son efectivos en cuanto a la restauración del alma, y disminuyen el estrés de la vida cotidiana.
Este tipo de desvíos hace que me pregunte, ¿Cuán a menudo voy por el camino tranquilo con Jesús, dejando a un lado las preocupaciones y centrándome en Él, aunque sea por un momento durante el viaje de la vida?
Luego de que Jesús terminara un periodo muy exigente de su ministerio con los discípulos, les dijo: “Vengan ustedes aparte a un lugar desierto, y descansen un poco” (Marcos 6:31). Aunque algunos seguramente deseaban unas largas vacaciones, el Señor sí estaba consciente de que necesitaban de un momento de descanso, y es por ello que los llevó a dar un paseo en bote, sólo con ellos, antes de que las multitudes volvieran a apiñarse a su alrededor.
Ese fue un momento en el que experimentaron la compasión del Señor y su cuido, aunque sabían por supuesto que había una tarea que cumplir cuando volvieran a desembarcar en la orilla (v.32-33). Cuando finalmente ese largo día terminó, Jesús mismo buscó renovación con Su Padre Celestial por medio de la oración (v.46).
- Puedes estar seguro de que nuestro Señor siempre está a tu lado. Ya sea que tengas un día ajetreado o uno tranquilo, lo que nunca debes olvidar es tomar parte de ese día para estar a su lado y conversar con Él.
- El tiempo que inviertes en tu relación con Dios, siempre es tiempo bien invertido.
HG/MD
“Él les dijo: Vengan ustedes aparte a un lugar desierto, y descansen un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían oportunidad para comer. Y se fueron solos en la barca a un lugar desierto.” (Marcos 6:31-32).