Lectura: Efesios 4:11-16
“¿Me puede medir hoy?” pregunto Caleb, el muchacho que nos traía el periódico.
No era la primera vez que lo había pedido. Hace unos cuantos años le había mencionado cuanto estaba creciendo. Desde entonces, a menudo hemos medido su estatura en el revestimiento exterior de nuestra casa. Después de todo este tiempo, todavía quiere que lo mida.
Las mediciones pueden ser indicadores de crecimiento. Y es una buena idea medir nuestro crecimiento espiritual. Por ejemplo: ¿Paso tiempo leyendo la Palabra de Dios y hablando con El cada día? ¿Espero tener comunión con el Señor? ¿Qué “fruto del Espíritu” es evidente en mi vida? ¿Hablo acerca de Jesús con personas que no lo conocen? ¿Como estoy usando mi don o dones espirituales? ¿Tengo un espíritu generoso y dadivoso? ¿Cuanto mejor conozco a Dios hoy de como lo conocía hace un año? Estas preguntas son buenos indicadores de crecimiento espiritual.
Un niño parece crecer de repente, pero de hecho es un proceso continuo. Así como Jesús crecía tanto en sabiduría como en estatura, como creyentes, hemos de continuar “creciendo en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Ya no hemos de ser niños sino “crecer en todos los aspectos en aquel que es la cabeza, es decir, Cristo” (Efesios 4:14-15).
1. ¿Te has medido últimamente?
2. Durante esta semana realiza el autoexamen que viene en esta lectura. Si es necesario realiza cambios en tu vida que reflejen mejor quién eres en Cristo, siempre habrá un espacio para crecer. ¿estás dispuesto a tomar el desafío de la aventura de la vida cristiana?
NPD/CHK