Mártires de la Fe
A pesar de la suciedad más oscura
Rumanía, años 70’s
Es asombroso cómo es capaz de ver a Jesús en los rostros de otros creyentes. Sus rostros resplandecen y es un gran logro que la gloria de Dios brille en el rostro de un cristiano en las cárceles comunistas. Nosotros no nos lavábamos: hacía tres años que no me bañaba, pero la gloria de Dios resplandecía aun detrás de la costra de suciedad. Y ellos siempre tenían sonrisas triunfantes en sus rostros”, escribió un ministro encarcelado.
Sé de otros cristianos que salieron en libertad de cárceles comunistas al igual que yo. Como a ellos, las personas me detuvieron varias veces en la calle para preguntarme: Señor, ¿qué hay de usted? Parece un hombre muy feliz. ¿Cuál es la fuente de su felicidad?” Yo les decía que venía de muchos años en cárceles comunistas sufriendo por mi Salvador.
No comprendían eso porque no podían pensar más allá de las dificultades de sus propias vidas. No habían aprendido a caminar en el Espíritu, ni a experimentar la presencia de Dios. Muchos pensarían: “Si sólo supiera la vida que tengo: un esposo malo, una esposa gruñona, hijos que destrozan mi corazón” Hay muchas dificultades materiales y tempestades en su alma ¿Y qué? ¿Cómo son comparadas con el gozo de conocer a Jesús?
Lo que Jesús da, nadie lo puede quitar. Nos da gozo en la presencia del Espíritu Santo dentro de nosotros. Y aunque nuestras circunstancias quizá se tornen confusas y oscuras, nuestro gozo aun resplandece. Aun la suciedad más oscura de tres años en una cárcel comunista es incapaz de disfrazar el gozo cristiano. No estamos necesariamente gozosos por nuestra aflicción. No estamos contentos por nuestras penas. Sin embargo, permanecemos gozosos por la presencia de Cristo dentro de nuestras penas.
¿Ha perdido su sentido de gozo? Se da cuenta que nadie le puede quitar su gozo. Si no está presente en su vida, es porque voluntariamente lo abandonó a causa de sus circunstancias. Pídale a Dios que restaure hoy su gozo en Él.
También ustedes, por cierto, tienen angustia ahora pero yo los veré otra vez. Se gozará mucho su corazón, y nadie les quitará su gozo. Juan 16:22
Tomado de: Devoción Extrema, la Voz de los Mártires, pág.218