Lectura: Josué 24:14-28

Basta con salir de nuestras casas para darnos cuenta de que los teléfonos inteligentes se han convertido en el mejor amigo de muchas personas.

Existen estudios que demuestran que, si colocamos a una persona en una máquina de resonancia magnética y le decimos que vea o escuche algo en el teléfono, inmediatamente en su cerebro se estimulan neuronas en zonas asociadas a sentimientos de amor y compasión.  Este tipo de comportamiento es el equivalente a estar frente a una novia, un novio o un familiar muy querido.

Ciertamente, existen demasiadas cosas disputando y desenfocando nuestro afecto, tiempo y atención, y parece que siempre necesitamos evaluar en qué y dónde se enfoca nuestra vida.

En nuestra lectura devocional, Josué les dijo a los israelitas que debían dirigir su afecto y adoración solamente a Dios (Josué 24:14), y estableció una diferencia significativa con respecto a la adoración a los ídolos que practicaban las naciones circundantes.

Esos ídolos eran de metal y representaban la obra de manos de hombres (Salmo 115:4). Comparados con el Señor, carecían totalmente de poder. Por lo tanto, el pueblo de Dios fue exhortado a hallar seguridad en Él y no en otros dioses (Jueces 10:13-16). Jesús lo reiteró de la siguiente manera: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente” (Mateo 22:37).

  1. El Señor es nuestra única ayuda y escudo (Salmo 115:9). Adorémoslo solamente a Él.
  2. No permitas que otras cosas o personas ocupen el primer lugar que siempre debe tener Dios en tu vida.

HG/MD

“Pero si les parece mal servir al Señor, escojan hoy a quién sirvan: si a los dioses a los cuales servían sus padres cuando estaban al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitan. Pero yo y mi casa serviremos al Señor” (Josué 24:15).