Lectura: Hebreos 10:19-25

En los días del Nuevo Testamento, era de lo más normal que las personas se agruparan en casas para orar y para compartir las copias de las cartas que empezaban a circular entre las ciudades donde Pablo y otros habían establecido iglesias.  El congregarse les permitía crecer, saberse apoyados por otros que también creían en las mismas cosas y poder conseguir metas que sin el mutuo apoyo serían imposibles de cumplir.

Cuando era joven me costaba mucho hacer el ejercicio, así que provee varias opciones como clases de gimnasio, ciclismo, pesas, pero al poco tiempo los dejaba.  Mis deseos se esfumaban como las pompas (burbujas) de jabón, hasta que un compañero me invitó a jugar con otros amigos suyos un deporte llamado Basquetbol, jugábamos todas tardes que podíamos y poco a poco me fascinó ese deporte.

Si hubiera seguido sólo, hubiera encontrado mil escusas para no continuar, pero ahora formaba parte de un equipo y nos animábamos unos a otros para entrenar y mejorar en nuestras habilidades colectivas.

Si lo pensamos bien, eso debería estar pasando con los creyentes y la iglesia.  El autor del libro de Hebreos lo escribe de la siguiente forma: “Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24).  El estar unidos nos fortalece como familia en la fe y es necesario para creer en gracia y sabiduría de Dios. 

En estos tiempos de pandemia muchas de las puertas de las iglesias físicas se han cerrado por motivos sanitarios, pero esto jamás deber ser una excusa para no seguir reuniéndonos, vivimos en el tiempo de la tecnología y la comunicación y por tanto la iglesia debe usar todos los medios a su alcance para que podamos seguir animándonos los unos a los otros, Dios nos ha provisto de Su creatividad usémosla para hacer llegar el mensaje de vida que encontramos en Su Palabra la Biblia.

  1. Nunca has estado sólo, compartir el compromiso con otros, es muy alentador.
  2. Los creyentes somos como carbones encendidos, juntos resplandecemos, pero separados nos enfriamos.

HG/MD

“Considerémonos los unos a los otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24).