Lectura: Santiago 1:22-27

Largas filas de coches fueron llenando el enorme estacionamiento de una iglesia donde asistiría a una conferencia.  En el momento de aparcarme me di cuenta de que había postes que indicaban los nombres de cada una de las secciones del parqueo y en la más cercana estaba escrita la palabra amor. En otra área, vi la palabra fidelidad.  Al día siguiente estacioné en una sección diferente en la que estaba la palabra Paciencia. Así como los números en las secciones del estacionamiento ayudan en un centro comercial, estas palabras ayudaban a la gente a encontrar sus autos.

Sin duda, estas señales tenían otro propósito más profundo.  Al finalizar cada una de las reuniones, algunas personas de seguro estaban apuradas por llegar a su hogar o al hotel para descansar, incluso quizás algunos realizarían maniobras descorteses o imprudentes con otros conductores con los que minutos antes estaban disfrutando de las amenas reuniones espirituales. En momentos como estos de seguro la Paciencia se pondría a prueba y los ánimos posiblemente se caldearían.  ¡Cuán apropiados eran esos rótulos en aquel parqueo!  Pensé.  ¡Es increíble lo rápido que el amor que tenemos por nuestros hermanos y hermanas en Cristo pueda desaparecer en un estacionamiento!
Martin Lutero solía decir en tono de broma, que la lectura de la Escritura y la oración hacían que su corazón estuviera lleno de amor por sus semejantes.  Sin embargo con rapidez ese amor se desaparecía cuando una persona con mal olor corporal se sentaba a su lado, lo que era muy común en esos días.

Las verdaderas pruebas de nuestra fe posiblemente no vendrán como resultado de una severa persecución o de cargas pesadas sobre nuestra vida.  Es más probable que ocurran en una fila de pago, o en la autopista, o en un estacionamiento.   Es ahí en esas pequeñas pruebas o luchas donde vamos a saber si realmente nos hemos tomado en serio nuestra fe en Cristo.

1. Ayúdanos, Señor, a vivir nuestras vidas, de tal forma que la gente pueda ver claramente quienes somos en Cristo, mostrando un corazón lleno de Su amor, Su bondad y Su pureza.

2. El signo claro de tu fe, no es lo que dices, sino lo que haces.

NPD/DCE