Lectura: 2 Corintios 6:11-7:1
Observé con fascinación como unos trabajadores desmantelaban parte del edificio de la compañía Grant, específicamente la sección que contenía la torre de transmisión. La señal de radio era potenciada por un tubo cobre contenido dentro de un tubo de 4 pulgadas de acero que lo protegía. En cada unión de las 20 secciones en que estaba compuesto, había espaciadores de nylon que mantenían al cobre lo suficientemente alejado del tubo exterior, sino fuera así la señal se arruinaría.
Un gran rayo había volado una parte del transmisor y además debido al tiempo y a la falta de mantenimiento había “freído” las líneas de transmisión en cada una de las débiles uniones, además las conexiones estaban sucias y los espaciadores estaban desgastados. Si se hubiera aplicado a tiempo un poco de mantenimiento preventivo esta estación pudo haber seguido al aire por muchos años más.
Cuanto más se deterioraran las líneas de transmisión, de la iglesia de Corinto, más era susceptible a las fuerzas destructivas del enemigo. El apóstol Pablo expresó su profunda preocupación e instó a aquellos creyentes que luchaban por mantenerse alejados del pecado a que mantuvieran su distancia de estas influencias. De hecho, hizo un llamamiento para que fueran totalmente independientes de la inmundicia del mundo (2 Cor. 6:17). Cuanto más cerca su conexión estuviera al lado del mundo, más estaría propenso a corromperse por este.
1. Pidámosle a Dios que nos ayude a evitar situaciones que puedan dañar nuestra salud espiritual. El poder y la guía del Espíritu Santo es la única manera en la que podemos mantener aislado al pecado.
2. Podemos vivir en el mundo, sin dejar que el mundo viva en nosotros.
NPD/DCE