Lectura: 1 Corintios 15:35-49

Una de las noticias que nadie quiere oír es la siguiente: “Usted tiene cáncer”.  Nadie está preparado para reaccionar ante ese tipo de noticias, algunos no lo pueden creer, otros buscan una segunda y hasta tercera opinión, muchos se deprimen, otros se desmayan, unos cuantos rompen en llanto, y hay quienes sienten como si un aguijón frío y punzante cruzara su corazón.

A pesar de que se han hecho grandes avances en la detección, tratamientos e investigaciones sobre esta enfermedad y en muchos casos los pacientes han sido curados, la mayoría de ellos se ven sometidos a duros y dolorosos tratamientos y largas etapas de recuperación, y por desgracia aun muchas personas siguen sin lograr recuperarse y terminan perdiendo la batalla.

Un creyente que se vio envuelto en la lucha contra el cáncer, y en vida demostró que aunque la enfermedad pueda destruir el cuerpo, el espíritu puede permanecer victorioso, escribió el siguiente poema:

El cáncer es muy limitado,

No puede debilitar el amor,

Ni destrozar las esperanzas,

Ni corroer la fe,

Ni acabar con la paz,

Ni destruir la confianza,

Ni matar la amistad,

Ni borrar los recuerdos,

Ni silenciar el valor,

Ni invadir el alma,

Ni reducir la vida eterna,

Ni apagar al Espíritu Santo

Ni disminuir el poder de la resurrección.

  1. Si una enfermedad ha visitado tu vida, no le permitas que toque tu espíritu, pueda que tu cuerpo recienta los embates de la lucha que enfrenta tu cuerpo; pero si continúas confiando en el amor de Dios, tu espíritu continuará fuerte.
  2. Nuestro mayor enemigo no es la enfermedad, es pensar que Dios nos ha abandonado, no hay nada más alejado de la verdad, Dios está siempre presente en todo momento. (Romanos 8:28)

HG/MD

“En esto sabremos que somos de la verdad y tendremos nuestro corazón confiado delante de él” (1 Juan 3:19)