Lectura: Salmo 24:1-10
Al pequeño Santiago, le encantaba aprenderse los nombres de las capitales y las banderas de los países del mundo. Así que cuando su papá le compró un globo terráqueo el niño empezó a brindar de alegría.
El globo terráqueo no solamente traía las banderas y capitales de todos los países, además en muchos casos incluía ilustraciones de animales y cosas que caracterizaban a las diferentes regiones del mundo, y en la parte de abajo del aquel globo se identificaba la leyenda: Nuestro Mundo Increíble.
Nos gusta creer que la Tierra es nuestra posesión porque vivimos en ella. Bebemos su agua, extraemos sus materiales y pescamos en sus mares, pero es así, tan solo porque Dios lo permite (Génesis 1:28-30).
En realidad, es el mundo de Dios: “Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que lo habitan” (Salmo 24:1). Lo que es verdaderamente sorprendente es que nos haya confiado su increíble creación a nosotros meros y simples humanos. Sabía que algunos la maltratarían, negarían que Él la hizo y la reclamarían como propia. No obstante, aun así nos permite llamarla nuestro hogar y la sustenta por medio de su Hijo (Colosenses 1:16-17).
- Tómate hoy un momento para disfrutar del mundo de Dios. Saborea el gusto de alguna fruta, escucha el canto de las aves, disfruta de los colores del atardecer.
- Permite que el mundo en el que habitas te inspire a adorar a su verdadero Dueño: Dios.
HG/MD
“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que lo habitan” (Salmo 24:1).
Alabado sea nuestro Amado SEÑOR, que nos permite vivir y disfrutar de Su creación y aún así, no merecemos nada. Gracias SEÑOR JESUCRISTO 🙏🏻