Lectura: Salmo 18:1-18

Una de las maravillas del mundo moderno es la Gran Muralla China.  Su propósito principal fue impedir que entraran los invasores, incluyendo a los fieros y crueles mongoles. Fue una barrera de defensa que se extendió miles y miles de kilómetros y que en algunos de sus segmentos tiene varios pisos de altura. La Gran Muralla China se ha convertido en un símbolo de protección y seguridad. ¡La mayoría hubiera deseado tener un escudo de este tipo para protegerse de sus enemigos!

No obstante, si se da un vistazo más cercano a la Gran Muralla China, no es tan buena como la pintan. La razón es que los periodistas occidentales y los escritores patrióticos chinos la han romantizado y exagerado. A continuación, algunos de sus datos más desconocidos:

  • No es continua como muchos creen. De hecho, se han descubierto numerosos segmentos de la muralla por toda China, los cuales generalmente van de este a oeste.
  • Fue construida durante varias dinastías chinas.
  • Comúnmente se cree que la Gran Muralla tiene más de 2.000 años de antigüedad. Eso no es cierto. Algunos segmentos menores se construyeron durante la Era de los Estados Guerreros (403-221), pero los segmentos más impresionantes y mayores fueron construidos hace unos 500 o 600 años.
  • Una fuente tras otra nos ha dicho que la Gran Muralla se puede ver desde la luna. Un escritor occidental lo sugirió, y muchos otros escritores lo han repetido. Pero sencillamente no es cierto. Sí se puede ver desde los satélites y las naves espaciales, pero no desde la luna.

Sin embargo, si hay un sistema de defensa que es continuo, impenetrable e invencible. El mismo Dios es nuestra fortaleza (Salmo 18:2). Nuestro enemigo no puede traspasar sus poderosas murallas. Por fe confiamos en las promesas de Dios, quien no permite que seamos destruidos por fieros dardos ni flechas encendidas. Las acusaciones falsas, las palabras airadas, los ataques sutiles o las fieras tentaciones no pueden subyugar su fortaleza.

  1. Estamos más seguros en Jesús que en cualquier otro lugar en el universo.
  2. Gracias Señor por Tu protección.

HG/MD

“El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. Mi Dios es mi peña; en él me refugiaré. Él es mi escudo, el poder de mi liberación y mi baluarte” (Salmo 18:2).