Lectura: Filipenses 3:12-17

Hay una cosa que tanto canguros como emúes tienen en común, difícilmente se mueven hacia atrás.

En el caso de los canguros debido a la forma del cuerpo y el largo de su poderosa cola, pueden avanzar saltando, pero les resulta difícil hacer el cambio para retroceder.

Por otra parte, los emúes pueden correr rápidamente con sus largas extremidades, pero las articulaciones de las rodillas parecen dificultarle el movimiento hacia atrás. Curiosamente ambos animales aparecen en el escudo de Australia, como un símbolo de que la nación está siempre avanzando y en progreso.

Al repasar la carta a los filipenses, encontramos cómo el apóstol Pablo los instó a adoptar un enfoque similar en relación con la vida de fe: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).

Por supuesto es de sabios aprender de las experiencias pasadas; lo que también es sabio es que no debemos permanecer atascados en el pasado. Es imposible modificar o deshacer lo que ya sucedió, pero, por la gracia de Dios podemos seguir avanzando y servirle fielmente hoy y en el futuro.

  1. La vida de fe es una travesía que progresa a medida que nos asemejemos más a Cristo.
  2. ¡Adelante, prosigamos a la meta en Jesús!

HG/MD

“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado. Pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está por delante, prosigo a la meta hacia el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:13-14).