Lectura: Salmo 118:1-14

La familia estaba a punto de empezar a almorzar.  Luego de orar, empezaron a pasar los diferentes platos con comida para que cada uno tomara una parte; cuando llegó el tazón de la ensalada a las manos de uno de los pequeños, él dijo simplemente: “No”.

Ante la negativa, el papá le dijo: “¿No qué?  Esperando que el pequeño añadiera: “No, gracias”, pero lo que recibieron fue: “¡No quiero ensalada!”. Entonces, tanto la mamá como el papá tuvieron que hablar con el niño acerca de la importancia de los buenos modales en la mesa y durante la vida en general.

Y es que más allá de los buenos modales que nos abrirán muchas puertas en este mundo, el Señor nos recuerda que como creyentes es necesario que tengamos un corazón agradecido. La Biblia en sus páginas registra muchas veces que dar gracias es de suma importancia en nuestra relación con Dios.

El salmista empieza y termina el salmo 118 con un importante llamado: “¡Alaben al Señor porque es bueno!” (Salmos 118:1,29). Debemos dar gracias cuando entramos en su presencia (Salmos 100:4). Además, al orar debemos tener primeramente un espíritu de gratitud (Filipenses 4:6).

Al entender que hemos recibido abundantes bendiciones inmerecidas, nuestra gratitud debe emerger de manera natural, ya que aun en medio de los problemas y la desesperación, la presencia de Dios y su amor nos acompañan permanentemente.

1. Debemos tener siempre un corazón agradecido.
2. Gracias Señor por tu amor incomprensible.

HG/MD

“¡Alaben al Señor porque es bueno; porque para siempre es su misericordia!” (Salmos 118:1).