Lectura: 1 Corintios 13:1-13
Un amigo me contó la historia acerca de dos creyentes, uno que tenía muchos años en la fe, y otro que apenas estaba dando sus primeros pasos en su camino de fe.
El que tenía más años parecía que usaba las Escrituras como si fuera un martillo, atacando los errores que veía en la vida del otro. El más joven parecía estar cansado de los ataques, y por supuesto se sentía desanimado y ya no quería continuar con esa relación.
Cuando la conversación estaba a punto de terminar, el mayor hizo un comentario sobre el aparente desinterés del muchacho. “¿Qué te pasa?, antes parecías estar más entusiasmado” y luego añadió: “¡Disfrutaba más cuando discutías! ¿Qué quieres?”
Entonces el joven le respondió: “Sabe, usted perdió la oportunidad de mostrarme amor”, luego dijo: “Desde la primera vez que hablamos, ha demostrado que lo único que le importa es señalarme todo lo que piensa que hago mal. Me preguntó: ¿Qué quiero? Quiero ver a Jesús… en usted y a través de usted”.
Qué final de conversación tan terrible entre esas dos personas. En ese momento, entendí que el Espíritu Santo estaba diciéndome que sin duda hubo personas a quienes perdí la oportunidad de amar. También, me di cuenta de que hubo otras quienes no pudieron ver a Cristo en mí.
- El apóstol Pablo nos dice que el amor debe ser el motor de todo lo que hacemos (1 Corintios 13:1-4), entonces amemos más y hablemos menos.
- No desperdiciemos la próxima oportunidad de mostrar amor.
HG/MD
“Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” (1 Corintios 13:7-8).
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