Lectura: Eclesiastés 2:1-11

Hace algunos años una empresa de automóviles realizó un concurso de carácter social. Invitó a un grupo de 30 universitarios quienes debían escoger una obra de caridad a la cual representar; al concurso lo llamaron “contactatón”. 

El desafío consistía en que la persona que pudiera tocar por más tiempo una mancha roja en un auto de la marca patrocinadora, recibiría una beca por un año y el automóvil, mientras que la obra de caridad a la que representaba, le darían una importante cantidad de dinero para su mantenimiento.  Tan sólo podían descansar 15 minutos cada cuatro horas.

Después de 5 días solamente quedaban un muchacho y una muchacha, pero en un momento de desconcentración al joven le entró una llamada al teléfono celular, llevó su mano a la bolsa y por un segundo la quitó del automóvil, y como consecuencia perdió el premio.

El rey Salomón, quien se cree es el autor del libro de Eclesiastés, también habla sobre perder contacto, pero en el caso de él, la pérdida es de un valor inestimable.

Había empezado su caminar con Dios de una excelente manera, pero como en muchos casos perdió el contacto con Dios y empezó a buscar su propio beneficio y placeres personales.  Mientras sus riquezas lo rodeaban y su fama se extendía, empezó a comprender de nuevo lo que había estado pasando por querer esas pertenencias temporales y sin valor real; había perdido contacto con Dios, su verdadera fuente de significado y felicidad.

  1. ¿Justificas lo que haces sin darte cuenta que podrías estar perdiendo tu contacto con Dios?  ¿Las ocupaciones y metas temporales e intrascendentes te están robando el tiempo que deberías estar pasando con Dios para desarrollar tu relación con Él?
  2. Si andas con Dios perderás la sintonía con el mundo.  Nunca será una mala decisión estar en contacto con Él.

HG/MD

“Luego yo consideré todas las cosas que mis manos habían hecho y el duro trabajo con que me había afanado en hacerlas, y he aquí que todo era vanidad y aflicción de espíritu. No había provecho alguno debajo del sol” Eclesiastés 2:11