Lectura: 2 Corintios 7:1-12
Un par de amigos estaba almorzando y hablando de muchas cosas, pues desde hacía mucho tiempo no se veían; de repente una dama que iba pasando, a lo lejos reconoció a uno de los hombres y fue a saludarlo gritándole desde las afueras del restaurante, el cual estaba muy lleno pues era la hora de almuerzo. Como pudo se las ingenió, golpeó a personas en su camino, hasta que finalmente llegó donde estaba el hombre, y al llegar golpeó con su bolso al otro hombre y le dijo: “¡Ay, lo siento mucho!”. El hombre inmediatamente le contestó mirándola fijamente a los ojos: “¡Señora, no lo sienta! ¡Cambie!”.
Cuando pecamos, al Señor no le interesa tan sólo una disculpa “sincera”. Lo que el Señor busca es que reconozcas el error y cambies de conducta de manera genuina. La Biblia llama a esto tristeza que, según Dios, produce arrepentimiento (2 Corintios 7:9-10).
El apóstol Pablo había visto la tristeza de los creyentes corintios, la cual fue el resultado de su respuesta a una carta anterior con un llamado a la reprensión (1 Corintios 5:1-8). Inicialmente, a él le había dolido causarles dolor (2 Corintios 7:8), pero cuando vio que esa tristeza había producido un cambio genuino de corazón en ellos, Pablo se regocijó (2 Corintios 7:9-11).
- La tristeza proveniente del pecado puede ser buena o mala; no obstante, sólo cuando produce la intensión de cambiar, es que verdaderamente nos brinda la libertad de la culpa y el gozo de nuestra salvación.
- El arrepentimiento es el resultado de un corazón quebrantado por el pecado y a causa del pecado, pero con la esperanza del perdón que proviene de nuestro Señor.
HG/MD
“Porque la tristeza que es según Dios genera arrepentimiento para salvación, de lo que no hay que lamentarse; pero la tristeza del mundo degenera en muerte.” (2 Corintios 7:10).
EN LA ACTUALIDAD , ME LLENÓ DE TRISTEZA, DOLOR Y HASTA MAL GENIO POR LA SITUACIÓN QUE VIVO, LLORO, REFLEXIONO Y PIENSO EN QUE DIOS ESTA AQUÍ CONMIGO Y ME CALMO, Y DIGO SE QUE TU NO ME DEJARAS Y TU HARAS EN MI VIDA TU VOLUNTAD,
Buen día Nancy, vamos a estar orando contigo para que Dios tranquilice tu corazón. Bendiciones
Buen día Nancy, la depresión es un padecimiento que se ha propagado grandemente afectando a millones de personas, tanto a cristianos como a no cristianos. Quienes sufren de depresión pueden experimentar intensos sentimientos de tristeza, ira, desesperanza, fatiga y una variedad de otros síntomas. Pueden empezar a sentirse inútiles y aún pensar en el suicidio, perdiendo interés en cosas y personas con las que antes disfrutaban. Con frecuencia la depresión es provocada por las circunstancias de la vida, tales como la pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido, el divorcio o problemas psicológicos como el abuso o la baja autoestima.
La biblia nos dice que estemos llenos de gozo y alabanza (Filipenses 4:4; Romanos 15:11), así que aparentemente Dios propone que vivamos vidas con gozo. Esto no es fácil para alguien que atraviesa por una situación depresiva, pero ésta puede mejorar a través de los dones de Dios en la oración, estudios bíblicos y su aplicación, grupos de apoyo, compañerismo con otros creyentes, confesión, perdón y consejería. Debemos hacer un esfuerzo consciente para no estar absortos en nosotros mismos, sino más bien dirigir nuestros esfuerzos al exterior. Los sentimientos de depresión con frecuencia pueden resolverse cuando el que sufre quita la atención de sí mismo y la pone en Cristo y los demás.
La depresión clínica es una condición física que debe ser diagnosticada por un médico especialista. Puede que no sea causada por circunstancias desafortunadas de la vida, ni los síntomas pueden ser aliviados por voluntad propia. Contrariamente a lo que algunos creen en la comunidad cristiana, la depresión clínica no siempre es causada por el pecado. En ocasiones la depresión puede ser un desorden que necesita ser tratado con medicamentos y/o consejería. Desde luego, Dios es capaz de curar cualquier enfermedad o desorden; sin embargo, en algunos casos, el consultar a un doctor por una depresión, no es distinto a ir a un médico por una herida.
Hay algunas cosas que pueden hacer quienes sufren de depresión, para aliviar su ansiedad. Deben asegurarse de estar firmes en la Palabra, aún cuando no sientan deseos de hacerlo. Las emociones pueden desviarnos, pero la Palabra de Dios permanece firme e inmutable. Debemos mantener firme también nuestra fe en Dios, y acercarnos aún más a Él cuando pasemos por tribulaciones y tentaciones. La biblia nos dice que Dios nunca permitirá en nuestras vidas, aquellas tentaciones que estén más allá de nuestra capacidad para manejarlas (1 Corintios 10:13). Aunque el estar deprimido no es pecado, el cristiano sí es responsable de la manera cómo responda a la aflicción, incluyendo el obtener la ayuda profesional que necesite. “Así que, ofrezcamos siempre a Dios por medio de Él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesen su nombre” (Hebreos 13:15).
Bendiciones y animo